lunes, 5 de diciembre de 2011

Lágrimas Rojas Capítulo 12

La pista que Jun le había traído podría ser la clave para resolver esos asesinatos. Yusei se levantó de su silla y se enfundó en su cazadora. Ya hacía una hora que Jun se había marchado. Salió de su despacho y, de caminó al garaje, se topó con Yukiko. Venía cargada de papeles y unas grandes ojeras adornaban sus ojos, escondidas detrás de sus gafas. Le indicó a Yusei con la mano que esperara:
-          El cuchillo que me dejaste… no tengo suficiente material de investigación en este laboratorio como para hacerle una revisión detallada. Lo acabo de enviar a un laboratorio especializado. Tendremos los resultados en 48 horas.
-          Gracias – El señor Chousi miro a Yukiko de arriba abajo. - ¿Una jornada dura?
-          ¿Solo una?... Parece que llevas prisa. ¿A dónde vas?, si se puede saber, claro.
-          Voy a un restaurante.
-          ¿En horas de trabajo?
-          No, no voy a eso. Tengo una nueva pista. – Yusei le mostró el vale. – Estaba en la escena del crimen del primer asesinato. Se da la casualidad de que la segunda víctima vive en la misma calle donde está el restaurante que se anuncia en este vale. Voy a pasarme por ahí y hacer unas preguntas.
-          Bueno, no te molesto más entonces. Te llamaré o iré a hacerte una visita a tu despacho cuando tenga los resultados.
Ambos se despidieron con un leve movimiento de mano y Yusei bajo al sótano que hacía de garaje, se subió en su coche y se fue en dirección al restaurante.
Jun estaba sentado en el banco de un parque. Muchos niños corrían de un lado para otro, jugaban al balón o al escondite. Llevaba diez minutos sentado en aquel banco, pensativo. Las ideas le revoloteaban fugazmente por la cabeza: unas veces parecían que lo llevaban por el camino correcto y otras veces parecía que solo se estaba confundiendo y mareando más las cosas. De vez en cuando echaba un vistazo a su reloj, había quedado con Aya allí. Pasaban cinco minutos de la hora de encuentro cuando la chica se sentó al lado de Jun sin que este se diera cuenta. Cuando le tocó el hombro, Jun se sobresaltó. Se recompuso y le dedicó una amplia sonrisa a la chica y la besó. Aya habló:
-          Siento llegar tarde. ¿Llevas mucho tiempo esperando?
-          No, tranquila…
-          Bueno… ¿tienes algo en mente para hacer?
-          Pues la verdad es que no, si quieres damos un paseo.
-          Me parece una idea estupenda.
Los jóvenes se cogieron de la mano y abandonaron el parque.

Yusei entró en el restaurante. Aquel barrio, a simple vista, parecía un barrio tranquilo. No tenía nada que lo hiciera especial. Dentro del local el olor a comida era muy fuerte y agradable. A esa hora el local estaba vacío. Un hombre calvo y corpulento limpiaba concienzudamente la barra, repasándola una y otra vez con un trapo.  El señor Chousi caminó hasta la barra y se sentó en uno de los taburetes colocado a lo largo de la misma.
-          Buenas tardes.
-          Buenas tardes. – El camarero no apartó la vista de su meticulosa tarea.- ¿Qué va a ser?
-          Oh, no, nada. Soy el detective Yusei Chousi, de la policía. Me gustaría hacerle unas preguntas.
El camarero dejo su tarea y se colocó enfrente al señor Chousi, al otro lado de la barra.
-          Usted dirá, detective.
Yusei extrajo una foto de la segunda víctima de uno de los bolsillos de su gabardina marrón.
-          ¿Conoce usted a este chico? Su nombre es Tatsuya Izumi.
El hombre miró la fotografía unos instantes.
-          Si, vive en este barrio y suele venir a comer. Es un buen chico. ¿Le ha pasado algo?
-          Ah sido asesinado.
-          Oh, eso es terrible.- El semblante del camarero cambió por completo.
-          ¿Venía solo a comer?
-          No, normalmente lo acompañaba otro chico. Kouta Minami me parece que se llama… Si, ese es el nombre, estoy seguro. El también vive en esta calle.
El señor Chousi se guardó la foto y se levantó de su asiento.
-          Eso es todo, muchas gracias.
El camarero asintió con la cabeza y retomó su tarea.

Jun y Aya ya llevaban cerca de una hora caminando de aquí para allá. No se había parado y tampoco se habían soltado la mano, ni tan solo un instante. Se detuvieron en un banco a tomar unos refrescos, pronto tendrían que regresar a sus respectivas casas.           Estuvieron un rato abrazados. Se besaron. Por el rabillo del ojo Jun vio una figura que le resultaba conocida. Mio, que había visto la escena, se alejaba llorando y corriendo.

3 comentarios:

  1. Buen capítulo. Estoy intrigada con lo que pasará con Mio O_O bueno, y por el caso por supuesto xD.
    Sigue así y a ver si publicas un poco más a menudo ^^

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  2. Jajaja, a esto ya le queda poco. Haber si cuando tenga algo mas de tiempo libre

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