La cena fue amarga y silenciosa, no se medió palabra. Tras terminar de comer Jun se encerró en su habitación. Estuvo pensando durante un rato hacia que dirección encaminar su investigación. Su mente barajaba varias ideas pero se decantó por vagar por los alrededores del edificio del instituto. No estaba seguro de encontrar algo y pensó que empezar desde el principio era lo correcto. Le dio vueltas a su cabeza hasta bien entrada la noche y termino por quedarse dormido. Cuando despertó a la mañana siguiente salió de casa en dirección al instituto.
Caminó a paso ligero y no tardó mucho en llegar a su destino. La cinta policial rodeaba el edificio. No consiguió acceder adentro pero si al resto del recinto. Registró cada palmo de los alrededores. Buscó en los cobertizos. Se paró ante la opción de examinar los contenedores. La idea no lo atraía mucho pero no se le ocurría nada más que hacer. Abrió la tapa del contenedor y grande fue su sorpresa cuando descubrió un vale de descuento de un restaurante de comida rápida ensangrentado encima de todas las bolsas de basura. Sacó un pañuelo de su bolsillo y recogió el vale de descuento cubriendo su mano, procurando no dejar huellas dactilares. Dejó su hallazgo encima del contenedor y fue a un supermercado cercano a conseguir una bolsa de plástico en la que transportar el vale de descuento. No sabía muy bien que hacer con él. Tras recapacitar unos instantes decidió llevárselo al señor Chousi el mismo en persona.
Tras una hora de caminata, parándose de cada poco a preguntar la dirección, llegó a la comisaria. Entró en el edificio y fue en dirección a la mesa de recepción. La recepcionista alzó la cabeza de su ordenador y miró a Jun a través de sus grandes gafas.
- ¿Puedo ayudarte en algo muchacho?
- Me gustaría hablar con el señor Chousi.
- ¿Tenias cita?
- No
- Bueno, veré lo que puedo hacer.
La mujer descolgó el teléfono interno y marcó uno de los botones. Esperó unos instantes y intercambió unas pocas palabras con la voz que hablaba al otro lado de la línea:
- ¿Cómo has dicho que te llamabas, chico?
- Jun.
La recepcionista asintió y volvió a retomar charla a través del teléfono. Momentos después colgó el aparato.
- Ha dicho que puedes pasar. Te acompaño
- Muchas gracias
Jun siguió a la mujer con gafas por el edificio, pasando por una sala de oficinas, hasta el despacho de Yusei. Llamó a la puerta y entro en el cuarto.
- Señor, aquí está el chico que le había dicho.
- Pasa por favor.
La recepcionista dio media vuelta y abandonó la estancia cerrando la puerta a su paso.
- Jun, siéntate por favor. ¿a qué has venido?
- Le he traído esto. – Jun le entregó la bolsa al señor Chousi. Este la abrió y extrajo con la ayuda de unas pinzas su contenido.
- ¿Qué es esto?
- Es un vale de descuento de un restaurante de comida rápida.
- Eso ya lo veo. ¿Qué tiene que ver con la investigación?
- Pues lo he encontrado en el basurero del instituto y he pensado que podía ser del asesino.
- Ya veo, crees que la calle del vale de descuento puede ser la del asesino. Siento decirte que eso no sería muy convincente si el vale no se le diera a un cliente habitual y la segunda victima no tuviese esta dirección. Llegados a la conclusión de que la victima y el asesino se conocían podemos barajar la posibilidad de que este vale sea del asesino. Es más puede que comiesen juntos en ese lugar, iré a indagar más sobre el asunto. Esta es una pista que merece la pena tener en cuenta. Gracias Jun.
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