viernes, 11 de noviembre de 2011

Lágrimas Rojas Capítulo 10

Ya era de noche cuando el teléfono de Jun sonó. Él lo descolgó y se lo llevó a la oreja:
-Sí ¿Quién es?
-Buenas noches Jun, soy el señor Chousi.
-Buenas noches, ¿Qué querías?
-Ya he comprobado lo del pin, tenías razón, la víctima llevaba el suyo encima.
-Del cuchillo que encontraste solo sabemos que es el arma del crimen. No hemos conseguido más información, cualquier rastro del asesino ha sido borrado. Como me has sido de ayuda y has demostrado tener un poco de cabeza te dejaré ayudarme en este caso. No te involucres demasiado y si encuentras algo llámame enseguida. Ten mucho cuidado y no le cuentes esto a nadie, N A D I E. ¿Comprendido?
-Totalmente señor Chousi.
-Bueno ahora te dejo, tengo trabajo que hacer. Adiós.
El señor Chousi colgó el teléfono. Instantes más tarde estaba inmerso en sus pensamientos tumbado sobre su cama. El sonido hueco del llamar de la puerta lo arrancó de su imaginación y lo devolvió a la realidad.
-Adelante.
Mio entró al cuarto y saludó a Jun con la mano.
-La cena estará lista dentro de un rato.
Dicho esto la chica se sentó al lado de Jun.
-Oye Jun… hay algo que llevo un tiempo queriéndote preguntar…
-Adelante.
-¿Cómo perdiste a tus padres?
La cara del chico cambió completamente, volviéndose triste y distante.
-Yo… no quiero hablar de ello
 -  A mi puedes contármelo. Pero si quieres guardártelo te entiendo y respeto tu decisión.
Jun suspiro profundamente.
-          Está bien…
  >>Cuando yo tenía unos cinco años vivía con mis padres en una pequeña ciudad. Mi padre y mi madre tenían muy buena relación y creo que nunca los vi discutir, pero yo tan solo era un niño. Mi padre se dedicaba a la venta de vehículos en su propio concesionario y mi madre, había dejado su trabajo como enfermera para ocuparse de mí.
  Por lo que recuerdo, mis abuelos, los padres de mi madre, vivían en la misma calle que nosotros y muchas veces venían a casa de visita. Eran unos señores muy tranquilos. El había sido relojero y ella nunca había conocido otro oficio que el de ama de casa. Los dos murieron el mismo año que perdí a mis padres. Mi anciano abuelo cayó víctima del cáncer y ella fue acosada por unas altas fiebres que acabaron con su vida.
  Tras la muerte de mis abuelos, mis padres comenzaron a distanciarse. No comprendo los motivos pero creo que lo que los mantenía juntos era yo.  No discutían ni nada de eso, pero ya no estaban tan unidos como antes. 
  Un día, así sin más, mi padre entró en el salón con un cuchillo en la mano. Se lo clavó a mi madre varias veces y después se quitó la vida. Años más tarde me enteré de que ella tenía un amante.
Y esa es mi historia. <<
Cuando terminó de contarla no pudo evitar que unas lágrimas se le escaparan de los ojos. Desde el piso de abajo les llego un “¡A cenar!”

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