Cuando Yusei llegó al parque Jun se encontraba sentado en un banco. El señor Chousi se puso al lado del muchacho.
- Hola, ¿As llamado tu verdad?
- Si, te enseñare donde está el cuchillo. – Jun se levantó.
- ¿Por qué no me cuentas lo que ha pasado?
- Estaba dando un paseo cuando vi que algo brillaba en los arbustos y me agache a cogerlo. Saqué el cuchillo por el mango y cuando me di cuenta de lo que era lo solté.
- ¿No viste a nadie que pudiera parecer sospechoso?
- No, solo había unos cuantos niños jugando cuando encontré el cuchillo. El cuchillo está en ese arbusto.
La policía ya estaba desalojando el parque y acordonando la zona para registrarla a fondo.
- Puedes acompañar a mi compañero para que te tome declaración
Jun asintió y acompaño a uno de los policías que tenía una libreta en la mano. Yusei se puso un guante de látex e introdujo su mano en los matorrales. Palpó el mango del cuchillo y lo cogió con cuidado y lo extrajo. Lo examino detenidamente antes de embolsarlo. Pasó la mirada al resto del parque, quería examinarlo detenidamente; si tenía suerte hallaría alguna otra pista. Guardó el cuchillo en la caja de pruebas y dio un par de vueltas por el parque, observando atentamente lo que le rodeaba.
El equipo de investigación ya llevaba veinte minutos registrando el parque. Jun aún estaba presentando declaración. El policía acabo de escribir la última frase y le mostró el papel al chico.
- Firma aquí y ya puedes marcharte.
Jun hizo un garabato al final del folio y abandonó el parque. Miró su reloj, aún no era demasiado tarde, le daría tiempo a visitar a Aya. Caminó hacia su casa, pensó en el cuchillo que había encontrado en el parque. Aquel caso despertaba su curiosidad cada vez más, hasta al punto de querer meter las narices en el asunto e indagar un poco. Quizás investigaba un poco podría encontrar algo interesante. Pero ¿Por dónde empezar?, estaba perdido. Recordó que en los informativos habían dicho que en el segundo asesinato fue presenciado por un testigo. Sabía más o menos donde se encontraba la calle del crimen y solo sería cuestión de preguntar un poco. Decidido, esa misma tarde iría a jugar a los detectives.
Poco después llegó a casa de Aya, se paró enfrente a la verja de entrada. Iba a pulsar el timbre cuando se dio cuenta de que lo mejor era llamarla al móvil. Sacó el teléfono de su bolsillo y marcó el número de Aya. Tras unos segundos de espera ella contestó.
- Si ¿Quién es?
- Hola Aya, soy Jun
- Hola Jun
- ¿Te apetece dar un paseo?
- Bueno… vale.
- Te espero enfrente de tu casa.
Al cabo de cinco minutos la chica salió por la puerta de su casa y la cerró con llave. Jun esperaba con la espalda apoyada contra una farola. Cuando Aya lo vio se le acerco, lo besó y lo abrazó.
- Hola… te he echado de menos.
El chico la abrazó.
- ¿Qué tal estas?
- Mañana entierran a mi hermana… Ven conmigo por favor.
- Bueno, si quieres te acompañe te acompañaré.
Ella sonrió y le cogió el brazo a Jun. Echaron a caminar.
Pasearon por las calles mientras se contaban cosas. Jun se sentía muy cómodo cuando estaba con ella, le gustaba sentir su aroma y su calor, el sabor de sus labios y sus ojos. Ella parecía contenta a su lado. Anduvieron hasta llegar al río, bajaron a la orilla y se sentaron en la hierba.
- Jun… ¿Qué somos?
- ¿Qué crees tú que somos?
- ¿Novios?
- Pues entonces somos novios.
Ella sonrió y se apoyo sobre él. Se besaron. Cuando se dieron cuenta de lo tarde que era decidieron regresar.
El señor Chousi entró en su despacho, ya era hora de comer y tenía hambre. Acababa de volver del parque, no había logrado dar con una nueva pista. Se sentó desfallecido en su silla. Suspiró. Llamaron a su puerta.
- Señor Chousi, los padres de la víctima están aquí para reconocer el cuerpo.
- Vale, enseguida voy.
Yusei se levantó. Nunca era fácil decirle a alguien que un ser querido había muerto, y mucho menos decírselo a unos padres sobre su hijo, pero así era su trabajo. Salió de su despacho y fue a recepción, la pareja esperaba sentada, sus caras eran tristes y de dolor.
- Buenos días, les agradecería que me acompañasen.
La pareja acompaño a Yusei hasta el depósito de cadáveres del departamento. Entraron en la fría sala. El señor Chousi se paró en frente a la cámara del chico asesinado.
- ¿Están preparados? No tienen que hacerlo si no quieren.
- Adelante.
Yusei tiro de la camilla y extrajo un cuerpo tapado por una sábana blanca. Lo destapó dejando solo la cabeza al descubierto. La mujer estalló en llanto.
- El él, es Tatsuya. – De los ojos del padre comenzaron a fluir lágrimas. – Vuelva a taparlo por favor.
Y así lo hizo, volvió a tapar el cuerpo y lo introdujo de nuevo en su cámara. Los señores Izumi estaban abrazados el uno al otro, llorando. El señor Chousi los condujo de nuevo a la sala de espera, donde pudieron tomarse un café y calmarse.
- Muchas gracias por su colaboración, y les doy mi más sincero pésame. Les prometo que aré lo humanamente posible por atrapar a quien ha hecho esto.
Los señores Izumi se marcharon, dejando a Yusei solo en la sala de espera. Estaba destrozado, sentía que el caso se le escapaba de las manos, ya no sabía qué hacer. Todo lo que tenía eran tres cadáveres, un trozo de camisa y un cuchillo; del que seguramente no podría sacar nada en claro. Yukiko se le acercó por detrás y le puso su mano en el hombro.
- Tranquilo, ya verás cómo lo consigues.
- ¿Tú crees? ¿Cuántas personas más tienen que morir para eso?
- Enseguida encontrarás algo que te lleve al asesino, ya lo veras.
- Gracias, me siento un poco mejor. Comprueba lo antes que puedas el cuchillo.+
- Bueno… yo lo hago si tú me invitas a cenar.
- Qué remedio.
Nunca fallaba, Yukiko sabía cómo levantarle el ánimo.
Ya de vuelta en su despacho, enfrascado en los archivos referentes al caso, un policía vino a traerle nueva información.
- Ya está comprobado, Tatsuya y Haruka estudiaban en la misma academia.
- ¿Has verificado si tenían algo más en común?
- No, nada.
- Bien, vamos ponernos serios. Quiero otro registro completo del edificio de la academia y que se interrogue a todos los profesores y al resto del personal. Vamos a pillar a ese maldito cueste lo que cueste.
Jun entró en casa, había acompañado a Aya a la suya y había regresado. Se despidió de ella con un profundo beso, uno que quería repetir lo más pronto posible. Cuando entró en la vivienda la señora Fuchido se encontraba en la cocina preparando la comida.
- Jun, ya has vuelto. Mio me lo ha contado ¿Qué tal te ha ido?
- Les he dicho lo que había pasado y me han hecho muchas preguntas, me han hecho esperar un buen rato.
- ¿Te han dicho algo más?
- No, nada. ¿Y Mio?
- Está en afuera tendiendo la ropa.
Jun salió por la puerta corredera del salón, Mio estaba distraída canturreando mientras colocaba la ropa en el tendal. Se puso a su lado y le preguntó:
- ¿Te ayudo?
- ¡Jun! ¡Caray, has tardado mucho!
- Ya te dije que me harían un montón de preguntas. –dijo mientras cogía y colgaba una prenda del cubo de la ropa.
Cuando terminaron su labor volvieron adentro.
Muy bueno el capitulo!! aparezco yo xD! bueno yo tambien me llamo Aya xD jajaja, me pongo como seguidor XD me gustaria que tambn siguieses el mio , seria un honor es este:
ResponderEliminarhttp://ayadarknessblog.blogspot.com
(espero a vertelo dado bn ^^)
Gracias por ver el mensaje xD
--//Aya//--
gracias aya, mirare el tuyo ahora mismo :)
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