Jun se sobresaltó. No se esperaba esa declaración y mucho menos ese beso. Sus labios aun seguían unidos. Una cálida sensación recorrió todo su cuerpo, de la cabeza a los pies. Fue dejándose llevar por aquel extraño sentimiento, Cerró los ojos lentamente y juntó su frente con la de ella. Posó su mano encima de la de Mio y fue acariciando su brazo, recorriéndolo lentamente. La abrazó. Enredó su otra mano en los sedosos cabellos de la chica. Ella lo abrazó. Cuando empezó a faltarles el aire se separaron. Sus labios aun pedían más, pero ninguno de los dos supo cómo reaccionar en ese momento.
- Lo siento… - La chica estaba muy avergonzada.
- No, está bien… - Jun también lo estaba.
Ella hizo ademán de volver a besarlo pero él la rechazó y desvió la mirada.
- No… no creo que esté preparado.
En realidad no estaba seguro de lo que sentía. Esta sensación que había experimentado hacia solo unos momentos lo desconcertaba. Ahora lo único que quería era ver a Aya.
- Bueno, creo que deberíamos volver a casa.
Jun asintió y se levantaron. Mio no parecía molesta ante su negativa. Ya salían del parque cuando un brillo metálico les llego de entre unos arbustos. Jun se arrodilló ante ellos e introdujo su mano para extraer un cuchillo con el filo manchado de sangre. Lo soltó de repente y cayó hacia atrás quedando sentado en el suelo. La hoja es había escondido otra vez.
- Creo que deberíamos llamar a la policía.
El teléfono del señor Yusei sonó. Él lo descolgó perezosamente, apartando su vista del montón de papeles que tenía esparcidos por todo su escritorio. Se lo puso en la oreja.
- Yusei Chousi, departamento de policía. ¿En qué puedo ayudarle?
- Hola, soy Jun Nagizawa, hablamos el otro día.
- Ah, ya me acuerdo. ¿Qué querías chico?
- He encontrado un cuchillo con sangre tirado en un parque, creo que puede tener relación con su caso.
El detective apuntó la dirección que Jun le facilitó.
- No te muevas, enseguida voy para allí.
Jun oyó el corte de línea a través de una cabina de teléfono del parque. Mio estaba a su lado, mirándolo con cara seria. Él colgó.
- Tengo que esperar a que venga la policía. Tu mejor vete a casa, yo me quedare.
- No, yo quiero esperar contigo.
- Venga, seguramente me arán un montón de preguntas. También te las aran a ti y es innecesario, márchate por favor.
- Bueno vale… pero vuelve a casa cuando acabes.
- Descuida.
Mio se marchó, al poco rato llegó la policía. Quería acabar rápido para poder marcharse a ver a Aya.
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